Hoy, domigo, he celebrado la Eucartstía en tres iglesias distintas. Resulta reconfortante ver cómo cuidan muchos pueblos sus templos y están orgullosos de ellos. La mejor muestra de aprecio es la aistencia a la misa dominical. Cuatro años sin misa en una parroquia es mucho tiempo. El domingo sin misa no es domingo. Es normal que veamos con ilusión cómo se va acercando ese día en que, por fin, podamos celebrar juntos la eucaristía.
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