28 de abril de 2009

Ofrezco la columna que publicamos ayer en "La Crónica":


De Pascuas a Ramos


"Nuestra rica lengua española tiene infinidad de expresiones cuyo origen o significado muchos desconocen, que corren el riesgo de perderse, sobre todo en las nuevas generaciones. Ahora que estamos en Pascua florida, podemos recordar algunas: cuando uno está muy contento se dice que “está como unas pascuas”; cuando a alguien le hacen una faena se expresa con el dicho “le han hecho la pascua”; o cuando queremos decir con resignación que algo se acabado lo hacemos con la expresión “y santas pascuas”. Pero, sobre todo, cuando se quiere decir que algo se hace rara vez, muy de cuando en cuando, decimos aquello de “de Pascuas a Ramos”. Si la Semana Santa comienza el Domingo de Ramos y termina el Domingo de Pascua, “de Pascuas a Ramos” significa prácticamente todo un año: desde esta Pascua hasta el Domingo de Ramos del año que viene. Lejos de nosotros menospreciar la enorme importancia que tiene la Semana en España, especialmente en cuanto a su manifestación popular en las calles. Gracias a esta arraigada piedad popular algunos dirigentes políticos no han podido cargarse, muy a pesar suyo, la Semana Santa, sustituyéndola por unas “vacaciones de primavera”. No obstante, permítasenos hacer alguna puntualización. Nos gustaría que este fervor fuera muchos más allá de una semana, de Ramos a Pascua, y que se prolongara todo el año, no tanto como una mera tradición, cuanto como un vivir y valorar lo que significa para el hombre y para el mundo la resurrección de Jesucristo. Esto significa mucho más que la simple asistencia a unas procesiones que pueden venirse abajo simplemente porque la lluvia no deja salir los pasos. La religión católica tiene algo mucho más importante que las procesiones: las celebraciones litúrgicas en nuestros templos, a las que no afecta la lluvia o el mal tiempo. Ellas son mucho más que una mera representación dramática, puesto que posibilitan el encuentro real con el Resucitado."