Ayer sábado dos coros formados exclusivamente por mujeres nos deleitaron con un precioso concierto. No cabe duda que esta iglesia se presta para ello. Hemos de valorar que la gente se ha comportado con respeto. Imagino que Jesucristo, oyente cualificado, también se habrá alegrado con estas voces, aunque no siempre quienes las interpretan sean conscientes de que están cantando para él.
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