Obras son amores. Esta tarde a las tres y media cuatro mujeres se dispusieron a limpiar la iglesia. Falta le hacía. Estuvieron cuatro horas, sin parar. Ellas saben que no tenemos medios para pagar a una empresa o a personas particulares. En realidad, teniendo un amor a Dios a la Iglesia como el de estas mujeres, podrían aparecer muchos voluntarios y voluntarias, de vez en cuando. En todo caso todas las palabras son pocas para agradecer el gesto que estas mujeres han tenido. Que Dios se lo reecompense. Él sabe hacerlo.
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